La piscina exterior es uno de los mejores lugares para disfrutar los días de sol, naturaleza y aire fresco que llegan con la primavera y el verano. Es el momento perfecto para recuperar en poco tiempo la piscina que quizás estuvo algunos meses sin uso.
Durante el tiempo que la piscina se encuentra sin uso es factible que se produzcan grietas o algún tipo de deterioro, por ello es importante realizar un control para descartar cualquier reparación y si es necesario, solicitar la ayuda de un técnico. Esto puede ser mucho más fácil en el caso de las piscinas de acero, ya que resisten las heladas invernales y usualmente no requieren ninguna medida especial con el cambio de estaciones. Al tener ciertos cuidados con la piscina en invierno, como por ejemplo cubrirla con una manta de invernada, se puede recuperar el agua (a excepción de los casos en los que sea necesario efectuar reparaciones o limpiar un fondo muy lleno de hojas y suciedad).
Incluso antes de retirar la cubierta de piscina, se debe limpiar y controlar el funcionamiento del sistema de filtración. Este paso es esencial antes de volver a activar los filtros, especialmente en el caso de las piscinas ovaladas, que debido a su forma requieren una mayor asiduidad en el cuidado de skimmers y rebosaderos. Una vez que los filtros han sido limpiados y están en óptimas condiciones nuevamente, es hora de completar el caudal del agua hasta su nivel natural, ya que es posible que durante el invierno el nivel del agua haya descendido. Se debe revisar la bomba y el resto del equipo de la piscina, reemplazando de ser preciso los sellos y tapones del rebosadero y el filtro del calentador. Mientras se rellena la piscina se puede pasar el limpiafondos, y una vez que el agua llegue a nivel, se debe dejar que la bomba funcione todo un día ininterrumpidamente.
Se recomienda evaluar el estado del agua, a través de un test completo realizado por un profesional experto, para determinar el PH, la alcalinidad, el índice de cloro y minerales. El experto nos recomendará los valores estándares, que suelen ser entre 7.2 y 7.6 para el PH, una alcalinidad total de 80 a 120, entre 150 ppm y 250 ppm la dureza del agua, y entre 1 y 3 ppm de cloro. Según los resultados, se establecerá el ajuste de las medidas y de los productos químicos necesarios para regular y normalizar cada parámetro, y así restituir el equilibrio químico saludable del agua de la piscina. Para ello hay que corregir, comprobar y ajustar los niveles de productos químicos dejando actuar el filtro y la bomba.
Una vez que los niveles químicos son los adecuados y el agua de la piscina se está filtrando y circulando apropiadamente durante unos siete días; se completa la limpieza correcta de la piscina. Al retirar la cubierta de invernada, debemos limpiar ésta a fondo y dejándola secar al sol, para proceder a retirar las hojas, ramas y otros residuos que aparezcan en el agua. Le ayudará un robot limpiafondos para acabar la limpieza del agua de la piscina.
Para conservar la piscina de acero en óptimas condiciones hay que darle mantenimiento regular y limpieza constante, retirando a diario todas las hojas y ramitas que caigan en ella, y añadiendo los productos que el experto recomienda. Seguir estos consejos puntuales, garantiza poder disfrutar de una segura, cristalina y refrescante piscina donde poder dar las ansiadas zambullidas después del invierno. ¡Feliz chapuzón!